19.6.08

Et ceteris paribus (A veces pasan cosas)

Es complicado pensar en 4D. A la gente se le (nos) atragantan, y mucho, sus proyecciones hacia el pasado y hacia el futuro. El ejemplo práctico lo comenté en la entrada anterior, y seguro que todos conocen muchos más: el miedo a cómo te conseguirás desenvolver si te mudaras a tal sitio, las obsesiones sobre que "nadie te querrá, nunca te ha salido nada bien" y cosas por el estilo.

Los "y si" de los futuros alternativos pecan de lo mismo que los "y si" de los pasados alternativos ("¿y si (no) le hubiera tirado los trastos a ésta?", "¿y si hubiera estudiado esto o esto otro?"); siempre -o la mayoría de veces- nos anclamos a un análisis erróneo al utilizar involuntariamente un enfoque "et ceteris paribus".

Primero, las presentaciones formales. Lo del "et ceteris..." (que a muchos les sonará del "etcétera") significa algo así como "las otras [variables] permanecen igual". Dicho de otro modo, modificando una variable del sistema y manteniendo las restantes igual, podemos analizar cuál es la contribución de esa variable al sistema. Como última aproximación: todos hemos hecho alguna vez (ante un aparato desconocido) eso de pulsar un botón, ver que no hace lo que esperábamos, dejar el botón como estaba antes, y probar lo mismo con otros, hasta dar con el que buscábamos y aprender de paso qué hacen esos botones; apretando aleatoriamente conjuntos de ellos difícilmente podríamos llegar a sacar algo en claro.

Así pues, el problema a la hora de proyectarse hacia el pasado o el futuro, reside en que pretendemos mantener todas las demás variables estáticas, restándole la complejidad real que tiene un sistema caótico como es el de las relaciones humanas. Un ejemplo clásico sería el de la persona que ama en silencio a otra persona y cierto día descubre que esa otra persona le era recíproca pero tampoco le llegó a decir nada. Enseguida pensará "si le hubiera dicho algo, todo hubiera sido fantástico". Obviamente, no tiene en cuenta que, en el momento en el que le hubiera dicho algo, todo el sistema se retroalimentaría con esta nueva situación, y puede que dos días después se hubiera hartado de verle comer chicle con la boca abierta.

Lo más interesante de todo esto es, quizá, preguntarse si existen situaciones de "realidades alternativas" donde realmente, hicieras lo que hicieras, no hubieras tenido nunca la posibilidad de ganar (o viceversa, situaciones en las que tus actos, fueran los que fuesen, siempre desembocaran en un resultado satisfactorio). Volviendo al ejemplo de antes, cuando la otra persona se diera cuenta de que todo se ha ido al garete por mascar chicle con la boca abierta, se proyectará a un pasado paralelo en el que no mascaba chicle con la boca abierta y todos eran felices. Y quizá en esta nueva versión del pasado, si se pudiera poner en práctica, resultaría que al primer individuo... yo qué sé, le huelen los pies o es tremendamente xenófobo. O que, realmente, son tal para cual pero los aplasta un piano de cola caído misteriosamente del cielo, tanto da.

En el terreno literario (o cinematográfico), o textual o narrativo para ser más genérico, los personajes que imagina el creador actúan de una forma u otra llevados por sus actitudes ante un determinado contexto. Personaje <- problema/circunstancias <- actuación ante circunstancias seleccionada en base a su personalidad en esos momentos. Para que incluso los argumentos más extraños resulten veraces a ojos u oídos del espectador, se requiere que la respuesta del personaje resulte, ya no sólo lógica dadas sus circunstancias, sino muchas veces (las mejores) inevitables. Una metáfora apropiada sería ver estos actos como un jaque del ajedrez, cuando no te queda otra opción que mover el rey, a veces hacia la única casilla libre, aún a sabiendas que a ese movimiento le precederá otro que terminará la partida con el jaque mate. Ahora mismo estoy recordando el que probablemente sea el ejemplo más bonito que he leído jamás, en un libro que me hicieron leer en el instituto llamado "El Príncep de la Boira" ("El Príncipe de la Niebla", un título que, por cierto, se ha vuelto a poner de actualidad). O, a nivel cinematográfico, un ejemplo representativo sería el del final de "Seven". En fin, hay muchos, muchos ejemplos, y cada persona lleva dentro infinidad de ellos, de todas esas veces que ha hecho algo porque no tenía otra alternativa (o puede que sí la tuviera pero no la viera). Concluyendo esta disertación, la realidad es harto compleja, y puede que mañana nos lamentemos de algo que no hicimos ayer, o puede que aunque lo hubiéramos hecho ayer no hubiera servido para nada. A veces no hay con qué quitarse el mal gusto de la boca del no haberse lanzado, a veces ocurre. Por supuesto, uno siempre se puede conformar con esta idea de que es posible que el resultado no hubiera sido mejor de haberlo hecho. Supongo que es lo que hace de esta vida un lugar interesante, ¿no?