25.12.05

¡Ya es verano! (Esta mañana me he levantado...)

Y la temperatura al amanecer es de veintiún grados. Incluso tras haber dormido sin mantas, es un frescorcito que se agradece, después de tantos mediodías de bochorno, con sus noches suaves. Casi te alegras de levantarte, y dejar atrás el cubrecama sudado. Comienza otro luminosísimo día, y sólo escuchas el jolgorio de los pájaros que ya llevan un par de horas en activo.
Lo que más me gusta del verano es la aparente calma de todo el mundo. De repente, las prisas desaparecen, y todos se toman su tiempo para disfrutar de un café después de la comida, quedar para salir a tomar un refresco en alguna horchatería cercana, o tal vez a cenar por ahí. Es la época en la que cenar juntos no es un trámite, sino una fiesta real. Anécdotas, poca ropa, actitud calmada...
Realmente no apetece moverse mucho. Si te mueves, sudas.
Por la mañana, o quizá por la tarde, o puede que ambas veces, te vas a dar un paseo (o un chapuzón) a la playa. Bueno, aunque yo siempre he sido más de piscina. Pero no importa, porque el rumor de las olas, la potencia del sol abrasándote la piel como si fueras un pollo en un horno, e incluso el griterío de los niños jugando a pillar con la espuma de los rompientes es como un sereno abrazo cálido que te reconforta y te apacigua el espíritu. Amén de algún topless que consigue todo lo contrario.
Y si los días son largos, las noches aún lo son más. Hace calor, no apetece dormirse. Mientras vuelves de dar un paseo y reencontrarte con las serenas estrellas en el cielo, el cansancio hace presa de tu cuerpo. Te acuestas y te pones el pijama. Calor. Te quitas el pijama, te quedas con la mínima expresión del material social necesario para no ahuyentar a las visitas, das vueltas en la cama hasta que encuentras el puntito... y luego sueñas.
Adoro el verano.

23.12.05

La alien

Tiene que estar gorda dijo uno.
Seguro que es vieja replicó el otro.
Lo que es seguro, es que será fea dijo otro de los freaks que asistían a convención de grafistas—. Es imposible que una chica normal se dedique a estas cosas. Mirad, ahí viene. Buaj...

Ya de regreso a la nave, informó a los demás tripulantes de que su estrategia de hibridación no había dado fruto.
—BMwoNn'JA dkl ńguqqy_ñae. Eoqm x''nzwiue r-tnapeb qopeirnasdfliq.¹

¹ "No lo entiendo. Me he presentado a ellos bajo la forma que estaban esperando." (Nota del Traductor)

Crossblogging (otro más) (Esta mañana me he levantado...)

Conozco a un David al que le gustará la historia:
Puntos, cromos y vales descuento.

Vuelven a retrasar el Día del Juicio Final (Esta mañana me he levantado...)

Tras su aplazamiento por coincidir con época de exámenes, finalmente la fecha definitiva será el 17 de marzo, viernes, a las 10:30 de la mañana...

22.12.05

Dulce

Lo había comprado por ella. Curiosamente, ninguno de los dos probamos bocado. Cuando todos terminaron, sólo quedaban nuestros dos trozos, juntitos en el centro de lo que un rato antes había sido un enorme corazón de chocolate blanco.

16.12.05

Como Loco (Esta mañana me he levantado...)

A veces pasan cosas, y otras veces incluso pasan muchas cosas.
Si os dijera que he visto bombonettis, bichos bola, caracoles, marcianos, espermatozoides, moscas, lunas, píldoras, ovnis, focos, florecitas, dragones, logos, cámaras de vídeo con ojos y patas, cámaras de fotos, flashes y micros, pensaréis que se me ha acabado de fundir el plomo que me quedaba. Pues sí.

Algunas historias raras... y un microrrelato que acabo de quitar porque pienso mandarlo a concurso. Cuando sepa que no he ganado, lo cuelgo ;)

El problema más grande del mundo

Ocurrió durante los primeros días de escuela: yo no sabía que nos habían prohibido ir a una zona del patio en la que estaban haciendo obras. Mientras jugaba cerca de la maquinaria, una profesora vino a por mí y me castigó sin patio para el día siguiente.
Pasé la tarde llorando en casa, por la tragedia de quedarme sin patio el día después y porque me habían regañado, cuando yo quería ser buena.

El fin del Universo, y Venus

Le conté a una amiga-súcubo una versión resumida de mis divagaciones sobre el Universo y su devenir. Cuando terminé, ella me dijo «Jo, Emilio, cuánto sabes».
Poco después de anochecer, otra amiga y yo salíamos a la calle. Ella señaló un punto muy brillante en el cielo:
Ostras, ¿has visto eso?
Claro, es Venus.
—Pues nunca me había fijado.
—La primera vez que yo me fijé fue en sexto de E.G.B. Por aquella época me aprendí cosas como la magnitud aparente de las luces del cielo nocturno, la vida íntima de los planetas y demás.
—¿Siempre tienes que ser tan pedante? Das asco, ¿por qué aprendes tantas cosas que no sirven para nada?
No sé si quería hacerme sentir culpable por haber pasado mi niñez enfrascado en ese tipo de asuntos en lugar de socializarme. Lo que no sabía es que si había algo que me hacía sentir mal, era el hecho de haberlo olvidado casi todo. También me dolía haberme juntado con gente que me denostara por lo que sabía.

Al volver a casa

Mientras miraba la luna amarillenta contrastando sobre el azul oscuro del anochecer, pensé en la lástima de no tener cerca un satélite o un planeta gigante en el que poder pasar las horas muertas estudiando su superficie o emparrado viendo las evoluciones de su atmósfera gaseosa.
Un día de estos me vuelvo a Titán.

Terminator

Es cuando menos romántico que la misma palabra que denomina la línea de sombra que cubre la Tierra mientras se pone el sol, hundiéndola en la penumbra y las tinieblas, fuera la elegida para nombrar a la máquina que tendría que hacer lo mismo con la Humanidad.

14.12.05

La risa tonta (Esta mañana me he levantado...)

Se me pone la sonrisa sola cuando suena el cuarto pitido de las señales horarias, y me entran las primeras convulsiones de risa en el quinto. Luego tendría que decir "son las cuatro, las tres en Canarias" para la práctica de informativo radiofónico que estamos grabando, pero ya no hay manera.
No acabo de entender para qué sirve ese mecanismo fisiológico de la risa tonta, que te entra justo cuando estás en medio de algo serio, que requiere de toda tu compostura.

Esto sería un "A veces pasan cosas", porque habría que hablar en general de la risa tonta (en entierros, bodas y bautizos, exámenes, y también cuando estás durmiendo -o intentando dormir- con otra gente y no quieres molestar).
La risa libera endorfinas. Mientras otros de mis pobres compis se morían del asco por tener que volver a repetir (una vez más) el informativo de arriba a abajo, yo me lo pasaba genial.
Quizá la risa sea una risa normal, y el tonto sea yo ^_^'

En fin, es que incluso ahora, recordando los cinco pitidos de las señales horarias, se me pone la sonrisa sola cuando llega al cuarto, y me entran las primeras convulsiones de risa en el quinto...

11.12.05

Ciclotímico (A veces pasan cosas)

De vez en cuando, el mundo se vuelve ciclotímico. Dice el buscador de la RAE:

ciclotímico, ca. 1. adj. Perteneciente o relativo a la ciclotimia. 2. adj. Dicho de una persona: Que padece ciclotimia. U. t. c. s.

Lo cual no aporta demasiada información. Pero también dice:

ciclotimia. (Del gr. κύκλος, círculo, y θυμός, ánimo). 1. f. Med. psicosis maníaco-depresiva.

Lo cual, con un pequeño salto más, nos lleva a:

psicosis. (De psico- y -sis). 1. f. Enfermedad mental. 2. f. Med. Enfermedad mental caracterizada por delirios o alucinaciones, como la esquizofrenia o la paranoia. 3. f. Med. psicosis maníaco-depresiva.
~ maníaco-depresiva.
1. f. Med. Trastorno afectivo caracterizado por la alternancia de excitación y depresión del ánimo y, en general, de todas las actividades orgánicas.

Lo cual sólo parece ser otra formulación del conocido efecto "Dragon Khan". La gente está como una cabra. Sin más rodeos, a casi todo el planeta se le va la piña, y a muchos de forma bipolar, en algún momento u otro. Un día estás pletórico, pasa alguna pequeña cosa, y al otro te dan ganas de hacerte un ovillo dentro del armario y no salir en años. Pasa otra pequeña cosa, y vuelves a ser el Rey del Universo.
El mundo está loco, montado sobre un sistema enrevesado, irracional, incoherente (si al menos fuera irracional pero coherente...) e inexplicable de pequeñas reglas no escritas.

Si resumo la vida en un folio
porque el resto nunca lo entendí
es sólo parte del papel
que aprendí en otra vida,
que no se escribió para mí,
por eso me hace sufrir.

Doctor Divago: "En Otra Vida"

1.12.05

Dime con quién andas (A veces pasan cosas)

Siempre me ha asombrado lo mucho que cambian algunas personas al estar en un círculo de amigos u otro; cómo alguien que con unos es extrovertido, friki, risueño y poco amante de la jarana se convierte en un ser casi autista, serio y "normal", que salta de discoteca en discoteca.
Mirando atrás, siempre (o casi siempre) me he visto rodeado en algún momento u otro de gente que ha compartido conmigo ciertas aficiones, y me ha motivado para que las practicara y evolucionara en ellas: la infografía con los amigos de www.3dpoder.com, los videojuegos con los de www.stratos-ad.com, la escritura de relatos con mi ex, la composición musical con mi gran colega Juan...
Siempre había alguien, aquí o allá, que intentaba que sacara lo mejor de mí, que no cejara en aprovechar mis habilidades o que me probaba para descubrir facultades nuevas.
Pero también me he dado cuenta de que el efecto contrario aparece cuando te separas de esa gente y ves más a otros con otras inquietudes. Por ejemplo, hace siglos que no compongo (ni apenas toco nada); a pesar de este blog, mi ritmo de escritura de relatos era muy superior. Me he dado cuenta de que también se resiente en "mi estilo" (o eso o últimamente estoy más pastoso que de costumbre). También me ocurre con el desarrollo de videojuegos o la infografía: hace no mucho, usaba mi tiempo libre en hacer cositas en 3D por diversión o para ayudar a otros en sus videojuegos. Quizá es que ya no tengo tiempo libre, o me organizo peor.
Y, sin embargo, a raíz de la nueva carrera he empezado a potenciar el tema de la fotografía (que siempre me ha gustado pero no había hecho nada), la radio, y ya veremos qué pasa con vídeo cuando toquemos el tema.
He aborrecido bastante la informática, tengo claro que no quiero un futuro relacionado con esa amante inoportuna.
Todo esto venía a que, pensando en mi futuro, en el que los amigos estarán menos, y la pareja y el trabajo más, probablemente mi abanico de potencialidades se cierre hasta lo que estos dos elementos me "permitan" (no sé, quizá a mi futura novia le pueda parecer una tontería el 3D y acabe por contagiarme esa sensación, o que el trabajo me vuelva monolítico en algún aspecto de lo que haga). Ciertamente, con el trabajo poco se puede hacer: seguramente será algo en lo que tenga que dedicarme a una actividad bastante especializada y poco general. Así que sólo cabe esperar que la persona que tenga a bien estar a mi lado en el paseo de la vida, tenga la sensibilidad e inteligencia suficientes para espolearme en todos los demás campos que (debería saber que) me gustan, cuando no les esté prestando la atención suficiente.
Es algo que también percibo en algunos amigos míos, y me parecería una lástima que dejaran de hacer las maravillosas cosas de las que son capaces sólo porque la compañía no es la más adecuada.
Puede que sea una tontería, pero de vez en cuando me preocupa mucho. Es una especie de "dime con quién andas y te diré qué haces". O qué no haces.

27.11.05

Bike Girl (Esta mañana me he levantado...)

Perdonad la tardanza en escribir la crónica. A estas alturas post-viajeras aún estoy tratando de ponerme al día.
El título de la entrada es un homenaje a Pablo (a.k.a. Guybrush), cantante de Aquaplaning, por el título de una de sus estupendas canciones en las que cuenta una historia con una chica de Ámsterdam. En muchos momentos del viaje, me vino a la cabeza, así que abro la crónica con ella.

El viaje ya comenzó de forma más o menos sobresaltada: habían adelantado la hora del vuelo en 20 minutos, y la llegada al aeropuerto estuvo más o menos apurada. Después de esperar una cola enorme en la que casi empezaron a avisarnos por el nombre, volamos a través de algunas nubes hasta el aeropuerto de Ámsterdam. Mientras atravesábamos unas turbulencias y la intrépida Janina hacía con su abanico el viento suficiente como para acelerarnos a Match 2, una simpática niña inglesa nos obsequiaba con un melódico comentario: What a biiig cloooooooooooooooooooouuuuuuuuuuuuuud!
El capitán del vuelo nos dio la bienvenida a Holanda: con una temperatura de 11 grados y "buen tiempo" (a cualquier cosa le llaman ahora buen tiempo, aunque allí desde luego parece que lo era).
A la llegada, la primera en la frente: el asa de plástico de mi maleta, partida por un lado. Bueno, nada que no hubiera pasado antes (véase la crónica del viaje a Londres), nos podríamos apañar.
Comimos en un Burguer King (bastante comida y lo más importante, no tenía picante), y cogimos un tren a La Haya (en holandés, "Den Haag"), que nos tenía que dejar en la estación central. Como dicho tren sufría una bifurcación y no sabíamos qué línea nos llevaría al lugar correcto, mis compis preguntaron a un simpático señor inglés que no tenía tampoco ni idea del recorrido, y que dijo que nos seguiría a nosotros.
Cuando ya estábamos cerca del lugar de la birfucación, intentamos volver a preguntar a la gente del vagón si estábamos en el tren correcto. Mi mala suerte al preguntar si alguien sabía inglés, fue que el señor que dijo que sí y al que empecé a preguntar, resultó ser el mismo de antes, con el consecuente cachondeo general de mis compis. Para más inri, no había forma de que se me quedara en la cabeza "Den Haag", así que pregunté por "Haggen Daz", que era a lo que me sonaba. Ellos iban por tierra, fue muy divertido. Al llegar, alguien comentó "Haggen Daz, the land of the ice cream!".
Al llegar a La Haya, bastante cansados después de tantas horas de avión y tren, hicimos el "check in" del albergue (cerca de un piso muy discreto de color rosa y otro con ventanas en las que cada piso era de un color, y del "barrio rojo" local). En él nos timaron unos 20 euros por pagar cada uno de forma bastante poco organizada. A partir de entonces, hicimos una serie de botes para pagar las cosas conjuntas y evitar ese tipo de problemas.
En la habitación, hicimos (o nos hicieron) entrega de regalos de cumpleaños varios (nenas, tenéis que ver el nuevo look que llevo entre zapatillas y camisetas; con mis nuevas gafas sin montura estoy que arraso...). Un pequeño pollito que cantaba una canción indescifrable cuando lo apretabas hizo aparición en nuestra peculiar Compañía, y Ester, su dueña, lo bautizó Haggen. A partir de entonces, su meta en el viaje fue encontrar a Daz (supuestamente un musculoso y apuesto holandés). Luego dimos un pequeño paseo por la zona, viendo edificaciones muy modernas, catedrales, bibliotecas estupendas...
Cenamos de lo que compramos en un supermercado, "disfrutamos" de una "noche de ""salsa"" que preparaban los "holandeses" del "albergue" y a la mañana siguiente (después de familiarizarnos con los extraños formatos de váter holandeses) visitamos el museo de Escher (una pasada, no dejéis de haceros la foto chachi de «Mamá Museo» si váis, y hacer el paseo virtual con «Papá Museo»), comimos en un indo-pakistaní en el que fue imposible entendernos con los camareros (que sospecho que abrieron a propósito para nosotros, ya que allí los horarios de comida y cena locales son mucho más temprano), y acabaron trayéndonos algo de carne con las patatas más endiabladamente picantes que he probado en mi vida. Eso eran patatas bravas y lo demás tonterías. Me está picando la lengua sólo de recordarlo -en serio-.
Por la tarde intentamos visitar Madurodam, una especie de ciudad en pequeñito con algunos edificios y urbanizaciones más emblemáticos de Holanda, fundada por John Maduro (no es coña, los chistes estaban servidos). Pero, tras un larguíiiiiiiisimo paseo por un parque gigantesco a pie (en el que mi rodilla se vería gravemente resentida durante el resto del viaje), el lugar estaba cerrado. A las 6, Holanda cierra, a excepción de ciertos antros de mala re-puta-ción y exóticos y picantes sitios donde cenar.
Volvimos al albergue en tranvía (ya no había fuerzas para más), y decidimos volver a la mañana siguiente, antes de partir hacia Leeuwarden, para visitar a David Fernández (alias Mota), la excusa del viaje ;) Eso sí, volveríamos en tranvía también.
Al buscar un sitio para cenar, comprobamos que el tiempo era muy parecido al londinense, en paquetes de 15 minutos: lluvia, nubes, granizo, lluvia, nubes... Eso sí, allí la gente está tan acostumbrada que ni usa paraguas ni se amedrenta lo más mínimo a seguir yendo en bicicleta bajo el aguacero o la pedregada.
Entramos en una biblioteca superfashion para resguardarnos un poco y hacernos unas fotukis, y encontramos una cafetería cercana con muy buena pinta, buena comida y buenos precios donde cenar. Para colmo, el servicio de camarería era atractivo, y juraríamos que uno de los clientes llamó al camarero, musculoso y apuesto (y con un tatuaje en el brazo), por el nombre de "Daz".
De nuevo en el albergue, hicimos algunos intentos en vano de descifrar qué demonios cantaba Haggen (I don't wanna ¿wait? ¿wake up? tananana little thing; Nananana happy nananana for today). Luego fuimos a la "noche de karaoke", y... en fin, si alguien tenía problemas de autoestima a la hora de cantar, creo que se curó de espanto.
A la mañana siguiente, tras preparar las maletas y dejarlas en el servicio de maletas del albergue (jejeje, los diálogos con los recepcionistas no tuvieron precio: "One question!" -bola de paja rodando mientras el resto de la frase no llegaba- "No sé" -con mi mejor acento tejano- o "Hasta luego" -en perfecto español-), partimos hacia Madurodam con el pequeño Haggen.
«Holanda, el país donde Alicia es más grande todavía», podría ser un buen eslógan. Todos disfrutamos como enanos... o como gigantes, mejor dicho. Incluso Haggen, aunque hizo varios amagos de suicidio: en las vías del tren, lanzándose a una autopista, recogiendo caramelos de la fábrica de Mars (¿mi fábrica? Jejeje)...
Al volver no pagamos el tranvía. Ya les vale, allí casi nadie tica cuando hay mucha gente, y encima a la ida nos cobraron más que el día anterior a la vuelta. Llamadnos incivilizados españoles, pero es lo que hay.
Después, ¡hacia Leeuwarden! Fue genial ver de nuevo a un Mota, igual que siempre pero más curtido (y no me extraña, menudo frío), en el país de las bicicletas. Algo que me encantó de Holanda fue su iluminación poco contaminante y el uso racional de los medios de transporte. A la vuelta eché mucho de menos los carriles bici, los tranvías y muchísimos menos coches. Mota nos puso al día de cómo funcionaban las cosas por allí, que algunos habían acabado cayéndose a uno de los muchos canales que adornan la ciudad por ir demasiado pedos o fumados, que la beca Erasmus no es lo que era...
Como apenas habíamos comido (una especie de minipizza en la estación, por las prisas), le hincamos el diente con mucho gusto a las maxipizzas que trajeron.
Aquella noche mi rodilla no daba para más, así que me quedé terminando el libro de Anna Frank (para disfrutar más la visita a la casa en la que estuvo escondida en Ámsterdam). Los demás estuvieron de fiestorra por la ciudad, en un paseo a lo Verano Azul en bici (tampoco exento de algún incidente que terminó con un dueño cabreado y su bici defectuosa arrojada al canal).
La noche colchonetera fue poco descansada, y alguna de las colchonetas terminó completamente deshinchada y su usuario durmiendo casi en el suelo.
Al día siguiente, después de darme cuenta de que me había dejado el paraguas en el albergue de La Haya y de perder la funda de la cámara digital (con un memory stick de 64 MB con las fotos del viaje hasta el momento, menos mal que las había volcado la noche anterior en casa de Mota) en la cabalgata de San Nicolás y su paje Pedro el Negro (nota "patriótica": allí asustan a los niños malos con traerles a España...), comimos en un lugar encantador de tapeo. Un servicio impecable, una comida excelente, buenos precios, una pasada.
Por la tarde, estuvimos en un antro céntrico viendo un partido de fútbol (puajs) del Real Madrid vs Barcelona (yo miraba a los que miraban el partido de fútbol) y me di cuenta de que allí sí permitían la entrada de animales en los bares. De hecho, estuve jugueteando con un ¿mastín? de pelaje precioso y muy bien educado y simpático. Después, algunos se fueron al albergue con un cargamento de trufas amarihuanadas y los del grupo nos fuimos a cenar a un McDonalds. Allí, hubo otro incidente con una coca-cola derramada, y a todos nos sorprendió que «Papá McDonalds» le trajera otro refresco por la jeta a la accidentada, incluso prácticamente se disculpara como si hubiera sido culpa suya y se encargó de limpiar el estropicio en breves momentos. En España creo que habría sido muy inusual.
Después, noche de fiesta en un coffeeshop, un garito donde menos alcohol venden de todo lo bebible y fumable. Echamos unas partiditas al billar, descubrí que eso tampoco era lo mío y que Janina y Alicia se fugaban por las noches a antros de apuestas.
Al día siguiente, nuestros anfitriones (bueno, el Gran Javier Izquierdo con el delantal con la cutrehorterabandera de Leeuwarden propiedad de Mota) decidieron hacer una paella, que por cierto estaba de rechupete, y por la tarde embarcamos (o más bien entrenamos) rumbo a Ámsterdam, para la recta final del viaje. Me dio mucha lástima la despedida, y me gustó mucho conocer a los colgados de sus colegas vecinos (prácticamente, un guetto español en la versión holandesa de Chinatown).
En Ámsterdam, lo pasamos estupendamente tratando de descifrar y subir al tranvía adecuado que nos llevara al albergue. Ahora mismo no recuerdo si esta vez pagamos o también fue por la jeta, sólo sé que las máquinas expendedoras eran bastante retorcidas. Ah, y que casi es más fácil que te entiendan en castellano que en inglés.
Desempaquetamos los bártulos e hicimos la primera misión exploratoria de la ciudad. Cenamos en un chino (si ya es difícil entenderlos hablar en castellano, hacéos una idea en inglés: «Soly») que estaba muy bien de precio y comida, pero también picaba como una cosa mala.
Luego, fuimos en dirección equivocada durante un rato, hasta que empezamos a entender el mapa que nos habían dado en el albergue. Emprendimos dirección hacia el centro de Ámsterdam, y aún no sé muy bien cómo, para cuando nos dimos cuenta estábamos en pleno centro del Barrio Rojo. Aparte de escaparates de prostitutas y algo así como multinacionales de coffeeshops de marca Bullguard, el lugar tenía unas vistas de edificios y canales hermosísimas, e hicimos alguna que otra foto.
El plan para el día siguiente era visitar el museo de Van Gogh (mucho más fácil de preguntar que por el museo de Escher, donde tuve que explicar lo de la casita con las escaleras que nunca terminan...), la casa de Anna Frank y el museo de Heineken.
La suerte no estuvo de nuestro lado, ya que la visita al museo nos tomó demasiado tiempo (aunque personalmente me gustó mucho), así que comimos en un italiano (muy bien comidos, de nuevo) y pasamos el resto de la tarde comprando cositas (como ya he comentado, cierran casi todo a las 6, así que teníamos que darnos prisa). Ni vimos la casa de Anna, ni pudimos ir al museo de Heineken (que de todas formas, parece ser que en lunes está cerrado). Eso sí, compramos bastantes cosas e hicimos fotos muy divertidas.
Óscar (el hombre que patrocinaba Cuattro TV) fue muy amable al ofrecerse a pagarle a Ester algún viaje gratis que hiciera (¡así de entregado es él!). Una caña de tío :D
Y después de hacer una última cena de supermercado y cocina propia (tortilla de patatas power!), algunas visitas a los coffeeshops más variados, una noche breve y ajetreada y un viaje soñoliento al aeropuerto, el avión nos trajo de vuelta a un país donde no sabemos la suerte de sol que tenemos (en Holanda todo es bastante gris), y donde aún trato de ponerme al día con todo lo que tengo que hacer.
Afortunadamente, no nos atropelló ninguna bici ni ningún tranvía, pese a la facilidad pasmosa que teníamos para quedarnos parados en sus carriles o pasear por ellos (algún tranvía pasó peligrosamente cerca de la bolsa de la compra de Ester...).
Ah, en el aeropuerto acabaron de doblar los hierros de las asas de mi maleta...
Más sabio sobre el mundo y sobre mí mismo, y más cansado y deteriorado, el ya no tan joven Emilio Jones termina esta crónica. Espero no haberme dejado muchas cosas. ¡A tope sin drogas!

14.11.05

Pospuesto el Día del Juicio Final (Esta mañana me he levantado...)

Y hacía frío, sí. Y llovía.
He pasado la mañana con una lucha titánica para aplacar mis nervios, que ha tenido su apogeo cuando he visto que los que iban antes que yo, salían en un cuarto de hora sin mayor repercusión que un carillo bastante hinchado.
Además, hablando antes con la enfermera, me ha dado "consejos de la abuela" para la operación (como la elección de guisantes congelados, que se ajustan mejor al contorno de la mandíbula, o el uso de agua hervida con sal como sustituto del enjuague bucal).
Cuando me ha tocado el turno y le he preguntado mis cuestiones sobre el viaje a Ámsterdam al cirujano, muy majete él me ha dicho que por las complicaciones que pudieran haber, y sobre todo porque no es plan de ir a Ámsterdam y pasarse todo el viaje más pendiente de la herida que del viaje, me postponían la operación para enero y que me lo pase bien. Encima, me ha contado alguna anécdota de cuando él fue. Ha sido divertido, y además me ha gustado mucho "conocerle" y ver el lugar donde se llevará a cabo la breve masacre. Creo que me ha tranquilizado mucho más que nada de lo anterior :D
Pues eso, dentro de dos meses, si no nos hemos matado en el avión (cosa que me vendría bien para ahorrarme el trago), os vuelvo a dar la tabarra con el tema ;)
¡Gracias a todos por el apoyo y los ánimos!

13.11.05

La Muela del Juicio Final (Mañana me levantaré...)

Probablemente, la extracción de muelas sea una de las más repetidas operaciones de la historia del hombre. Todos habremos visto esas películas de vaqueros en las que se ponían hasta el cuello de cualquier licor fuerte para soportar el dolor de la extracción. Unas grandes tenazas y cuatro tirones, sangre a borbotones y una muela con raíces del tamaño de Liberty Island solían ser los elementos de dichas escenas.
Mañana, después de miles de años perfeccionando la técnica, servidor de ustedes va a pasar por un trance que poco ha dejado atrás su aparatosidad. Habrá algo similar a unas grandes tenazas, unos cuantos tirones, sangre a borbotones y una muela con raíces del tamaño de Liberty Island.
Me pregunto por qué no hemos desarrollado una técnica mucho menos invasiva para solventar este tema. Yo qué sé, alguna sustancia que disuelva el esmalte, nanotecnología o algo.
Encima las cochinas muelas no sólo no quieren salir, sino que están bastante tumbadas.
Veremos si el miércoles estoy en condiciones de poder ir al viaje que tenía previsto para Ámsterdam...

Me gustaría preguntarles a los partidarios del "diseño inteligente" qué tiene de inteligente ponernos piezas dentales que no pueden salir. O ya puestos, que algo tan natural como la regla tenga tan puteadas a muchas. Iba a decirle yo cuatro cosas al diseñador de pacotilla ése.

Rezad al Monstruoso Espaguetti Volador por mí. Mañana os cuento...

11.11.05

Blandiblue (La semana pasada me levanté, y vaya si hacía frío...)

Zárágózá es la única palabra en castellano que se acentúa en todas sus sílabas. Ésta es la crónica del reciente viaje a dicha capital para asistir a las jornadas

Blendiberia 2005

Hecha la maleta, cojo el tren que me llevaría desde Nules a Sagunto. Desde allí tendría que tomar el regional a Zaragotham (cerca de Huesconsin) en el que me acompañaría Pepius (que a su vez sería acompañado por mí mismo).
Cinco horas de viaje dieron para mucho: puesta al día en algunos temas, lectura de revistas varias, alguna cabezadita, un vistazo a la nueva generación de consolas e incluso tiempo para adelantar algo de trabajo de la Universidad.
Llegamos al lugar, apreciando un significativo descenso de las temperaturas. Después de preguntar a un par de seguridad, llegamos a la parada de autobús que supuestamente nos tendría que dejar en el campus donde se celebraba el invento. El autobús era el 42 (número fácilmente recordable por motivos obvios).
Media hora y una llamada después, nos percatamos de que hemos llegado al campus equivocado: estamos en la politécnica de ingeniería, y debíamos haber ido a la de geológicas. Como a estas alturas ya son las 15, aún no hemos comido y a las 17 dará comienzo el evento, comemos en la cantina donde los oriundos me informan que mejor servicio dan.
En una de esas estrambóticas fusiones espaciotemporales que sólo el Gran Programador comprende, me encuentro inesperadamente con mi tocayo, compatriota y coetáneo colega Emilio, que según la versión oficial, estaba de entrevista de trabajo. Claro, y yo iba dos días a unas charlas sobre un programa de 3D, no te jode...
Hice como que le creía, y tras recibir instrucciones de Klópes (nombre en clave de una supercomputadora con cierto aire a Neo pero hecha con Lego -estos zaragozanos son mu brutos mu brutos-), tomamos el autobús 24 con destino al campus correcto.
Después de volver a pasar por el Ebro y rellenar un par de garrafas que los dos activistas valencianos llevamos preparadas (tacita a tacita...), nos encontramos con grato alivio a la entrada del edificio de Geológicas de la Ciudad Universitaria. Exactamente, debajo de una palmera con una extraña mutación genética que le confería forma de palmera.
Tras los irreverentes saludos de rigor, presentaciones de las nuevas caras y un par de fotos, corre el rumor de que el hostal en el que nos hospedábamos venía a ser algo así como la versión góticokafkiana de la casita de pin y pon. Para colmo, estaba situada delante del sex shop más antiguo de la ciudad (según cuenta la leyenda, primero construyeron el sex shop, después el hostal, y más tarde se fue edificando lo que sería la Zárágózá que hoy conocemos todos).
Lo que más yuyu me dio realmente, fue la historia acerca de la petición de ayuda en recepción para poder abrir algunas puertas. La frase "Tú mete y tira, mete y tira" por parte de una chica rusa en recepción daría mucho que hablar...
Al preguntar sobre el aula del evento de las jornadas Blendiberia en la conserjería del edificio, la respuesta fue un "¿Jornadas de qué? ¿Blandiblue?".
Las jornadas del año siguiente (corre por internet el rumor de que serán en Ciudad Real) quedaron automáticamente rebautizadas.
La primera charla la dio un chico muy dinámico y fluido, compañero de Klópes, que había realizado un estudio acerca de nuevas aproximaciones a la resolución de sistemas de simulación por elementos discretos.
Aquello acababa de empezar, y ya se palpaba la alteración de midiclorianos en el ambiente. Conocimos los trabajos de Delaunay y Voronoi, y desde entonces nos referiríamos con este nombre a la rusa del hostal.
La segunda charla de la tarde, a cargo de Klópes, trataba acerca de fractales (¡ARfs!), algunas de sus características y algunos de los parámetros que Blender utiliza internamente para calcular algunos materiales. Hizo una pequeña demostración de su script Terrynoise (y de cómo programa un experimentado matemático: si no funciona, coméntalo) para modificar el relieve de una malla de forma que pueda simular terrenos. El público no podía contener su emoción y empezaron a lloverle bragas y demás lencería interior (¡Este año tuvimos récord de mujeres! ¡3!).
Para rematar la tarde, el ínclito Notxor nos pegó a los asientos con su charla acerca de la psicobiología de la percepción visual: por qué vemos como vemos, cómo funcionan algunos de los efectos visuales de los que recibimos en "forwardings" de correos, cómo ven otras especies animales, particularidades de la luz, de nuestra evolución...
Acabamos hacia las ocho, y con permiso del viento racheado buscamos un lugar para cenar. Terminamos en un restaurante donde la calidad de la comida era equiparable a la de los comensales. Separados en mesas de cuatro (aunque "exiliaron" a Notxor y Jandro a las mesas de la entrada por estar solos en la suya), charlamos sobre películas (en nuestra mesa) y vaya usted a saber de qué en las otras.
La edad no perdona, y mientras otros fueron a dar una vuelta por los antros del lugar, los más mayores de espíritu decidimos enfrentarnos con el Hostal Maldito.
De esta etapa del viaje sólo diré una cosa: a las nueve de la mañana del día siguiente, 14 de los 18 blenderadictos que se hospedaban allí, se fugaron en masa hacia un hotel donde no tuvieran (entre otras cosas) que cabalgar el minirretrete de lado por estar pegado a la pared.
La desbandada tuvo consecuencias: hizo recuperar la actividad a un zombie del lugar, que insistía en que pagaran la noche que habían reservado y no iban a usar, y no sé muy bien por qué, la dueña del lugar parecía haberse quedado con mi nombre (¡si yo era de los que me quedaban!). Tuvo otra consecuencia secundaria, pero mi colega de habitación y yo no lo averiguaríamos hasta esa noche...
La primera tanda de charlas del día siguiente comenzó a cargo de Magaly y versaba acerca de la traducción de la documentación de Blender que se está llevando a cabo. Además de comentar bastante informalmente los aspectos de su vida que le llevaron al mundo de linux, de Blender y de su documentación, también empezó a ejercitar el conocido "Live Browning" acuñado en la edición anterior de las jornadas.
Mientras el inefable Javier Belanche intentaba que el linux del Mac se llevara bien con el proyector, 8tintin nos puso al día con las novedades en el sistema de animación de Blender: huesos, envolventes, controladores, drivers, claves, todo lo que siempre quiso saber y nunca supo a quién preguntar acerca de la cinemática.
Hicimos un pequeño alto para atender ese feo vicio que algunos aún tenemos. De nuevo nos escindimos en subgrupos (es muy difícil cuadrar gustos de 18 personas, y no digamos de 18 blenderheads) y el nuestro fue a parar a una bocatería en la que, por un módico precio, llenamos las tripas de unos estupendos bocatas.
Después, dimos un pequeño paseo para conocer uno de los lugares que todo friki que se precie debe conocer de Zárágózá: Freakland. Sobran las palabras.
Volvemos a la carga, y Morcy nos habla del estado de los tres proyectos que lleva entre manos: una visita virtual a un recinto hospitalario (cualquier excusa es buena para ponernos los dientes largos sobre el equipamiento de la Universidad de Oviedo del que disponen para renderizar), el Moskis3D (la adaptación para Blender del genial sistema intuitivo de modelado Teddy) y el YAFRID, un proyecto similar al SETI pero para prestar tiempo de cálculo de nuestras computadoras para ayudar a la gente que necesite renderizar, mediante un interfaz web muy completo a la vez que sencillo. Francamente, impresionante.
Y no menos impresionante fue la charla de Jandro, el creador del motor de render fotorrealista Yafray. Le preguntamos si venía a hablar del Game Engine, y nos contestó que al final de la charla hablaría del Game Engine de Blender. Después, empezó a contarnos el estado del arte de Yafray, la problemática de la iluminación de ciertas escenas, el tope que le ve al sistema actual y la necesidad de empezar desde cero con otra perspectiva: Fry.
Para los que se lo pregunten, Yafray viene de "Yet Another Free RAY-Tracer". Fry viene de un personaje de Futurama.
Después de hacernos una demostración de esta nueva versión del motor, finalizó la charla diciendo "Y Blender tiene un Game Engine". Sublime :D
Y por fin, el famoso escuadrón de la muerte formado por Javier Belanche, 8tintin y Edu nos habló de su proyecto de llevar al "3D" (es un decir, enseguida veremos por qué) el cómic de Max Andersen titulado Car Boy.
Buscando un punto de vista distinto del convencional, han acabado renunciando al 3D para los personajes (Car Boy, el niño con cabeza de coche, y Tractor Girl, la niña con cabeza de tractor). En su lugar, han escaneado dibujos de los mismos pintados con acrílicos y animados en 2D, con un estilo que roza el de South Park. Los decorados, aunque tienen más de 3D, siguen una estética parecida. Pero lo realmente impactante viene en el tratamiento de los "espacios cerrados", en los que han preferido integrar cosas reales: por ejemplo, en lugar de usar un modelo 3D de una de esas esferas de nieve con un motivo dentro, enviaron el modelo a que lo reprodujeran en la realidad, le enviaron la maqueta al creador del cómic para que la pintara a su gusto, y montaron y grabaron el betacam el artilugio para después integrarlo. Y en una secuencia, Car Boy aparece jugando a un juego de spectrum (su propio juego) en la tele, así que...
Sí, lo que estáis imaginando. Aún no he terminado de asimilarlo...

Salimos de allí medio conmocionados (o totalmente conmocionados), y nos dirigimos al hostal (los que continuábamos allí) antes de ir a cenar. Al llegar, nos encontramos con una escena tétrica: un hombre mayor, con una brecha en la cabeza y un reguero de sangre coagulada bajándole hasta la barbilla, le dice al dueño con un tono entre lastimero e indiferente: "Entonces, ¿me vais a dar de cenar?".
Segundos tensos de silencio entre los presentes. Al final el dueño dice un "vale, va" y el hombre se dirige al comedor, mientras nos dan las llaves y subimos sin mirar atrás...
Esa noche pensamos en atrancar las puertas de la habitación.
Al llegar a la misma, nos encontramos con la "sopresa". No sabemos muy bien si era un obsequio a la fidelidad, o una forma sutil de decirnos "maricones, que os den por el culo", pero en la mesita hicieron acto de presencia un par de preservativos. Incredulidad, cruce de miradas, y un par de fotos sexys para dejar constancia del hecho durante la cena.
En este caso, el organizador Klópes (al que aún buscan los ninjas asesinos de Belanche por lo del hostal) había propuesto y reservado sitio en un conocido lugar de Zaragotham, en el que se cenaba de tapeo y había mucho ambiente y animación. Al llegar allí y ver a tres grupos de mujeres celebrando sendas despedidas de soltera a grito pelado, la mayoría se rajaron.
Decenas de mujeres solitarias y dan media vuelta y se van, desde luego...
Acabamos cenando pasta y similares en un restaurante, divididos en dos mesas grandes. Tratamos temas de astrofísica, topología, biología, etología, defensa personal, parecidos razonables, confusiones, hipnosis, neurología, lógica difusa... lo típico.
A estas alturas, sólo quedaba una mujer en el grupo (¡aún no me explico cómo demonios hicimos para perder a Megacat!), que también acabamos perdiendo (al igual que a gran parte del grupo) entre bar y bar (de todos los estilos: gótico, alternativo, ...). Tienen estupendas paredes en Zárágózá.
Los más intrépidos terminamos charlando delante de algunas Sputnik (una marca excelente de cerveza con vodka que no he visto comercializada por aquí, una lástima). Luego al hostal, cubriéndonos las espaldas, y al día siguiente... se acabó la fiesta.
Adormilado en el coche de Papius (el padre de Pepius), más contento, más sabio y más friki, hacía repaso de los grandes momentos, las personas que he conocido (ha sido un gusto enorme poner caras a esa gente tan especial) y las grandes ausencias.
Los presentes: Supertorpe, Damiles, ElFiti, Lordloki, Koex, Edu, Klópes, Leander (¡igualito que como me lo imaginaba!), Magaly, Belanche, ElGordo (contra todo pronóstico, ¡está hecho un fideo!) Jandro, DJ Fight, Pepius, Megacat (¡megamiau!), Taz, Morcy, David, Edu, 8tintin, Pinucset Bros, y un par que pasaban por allí.
Los ausentes: Caronte, Anexus, BitSpawn, LuisF, Dvd, Shazam, Chronoh y el resto de blenderadictos del mundo.

Para Zona Lunar: grrrrrr, el año que viene te arrastro a Ciudad Real, y te lo pongo por escrito para que luego no digas que no recuerdas que te haya invitado :-P

Las fotos en breve ;)

30.10.05

Esclavo de lo que dices (A veces pasan cosas)

Reza el refranero que "eres dueño de lo que guardas, y esclavo de lo que dices". Dicho de otro modo, tus secretos son sólo tuyos hasta que se los cuentas a alguien. Después, puede que ese alguien se lo cuente a otro alguien, y éste a otro, y a otro, y así sucesivamente, perdiendo todo control sobre la información.
Suena bastante lógico, pero tiene un par de problemas: guardar dentro algo importante puede acabar corroyéndote, y además puede que los otros se enteren por otras vías.
En según qué casos, puede dar igual que otros se enteren o no; solemos magnificar los problemas propios y, si al final decidimos contarlos, la respuesta a veces es: "¿y todo este jaleo por esa tontería?".
A veces, realmente es información "sensible", de forma que si los otros se enteran por otras vías, podemos vernos abocados en un compromiso bastante serio (todas las comedias de enredo y culebrones suelen tener su base en esta premisa).
Además, el quedarnos para nosotros esa información puede ser como guardar el Anillo Único: nos destruye el espíritu, nos vuelve reservados y paranoicos, nos entristece, tenemos miedo de acercarnos a los demás "por si se enteran" o "por si tenemos la tentación de contarlo".
Lo que quiero decir es que son muchas más las veces que somos esclavos de lo que guardamos, y dueños de lo que decimos.
Si perdemos el miedo a las consecuencias (casi siempre magnificadas por nuestro inconsciente) de difundir esa información a la gente interesada (no sé, así por de pronto se me ocurre un par de casos extremos y opuestos: decirle a alguien por primera vez que le quieres, o decirle que ya no le quieres), tienes la ventaja de que eres la fuente de primera mano. No hay tanto lugar a malinterpretaciones, porque pueden preguntarte las cosas que no tengan claras y se pueden aclarar. Y además, no menos importante, te liberas de la carga de llevarlo dentro.
Nadie dice que sea fácil, hay que aprender a ver la situación como un "cuatro ojos ven más que dos, y cuanta más y mejor sea la información, más fácil será trabajar conjuntamente en la dirección correcta".
Al menos, es como yo lo veo. La vida es más fácil así, y no hay que perder de vista que al final, hagas lo que hagas, te vas a morir, así que mejor no complicarse tanto.
¿Qué os parece?

25.10.05

La pinza (Esta mañana me he levantado...)

A veces me dan ganas de que caiga del cielo una enorme pinza, como ésas de las casetas de feria, y me saque del planeta. Me siento wraro wraro wraro, como un mal montaje de efectos especiales en alguna peli de Christopher Lambert. No sé si es porque el día empieza bien y luego se tuerce y luego sigue bien y luego se tuerce y luego sigue bien, o todo va bien y luego se tuerce, o ya estaba torcido pero como el mundo está igual de torcido todo parece ir bien hasta que llegas al final de las escaleras, sigues hasta el fondo del pasillo a mano derecha (después de los lavabos) y cuando abres el grifo el agua cae hacia arriba y te preguntas por qué empezaste esta frase.
No sé si es como una especie de regla con un periodo de unas 3'14 semanas: de vez en cuando todo me afecta más (lo bueno, lo feo y lo malo). Y la profundidad de campo del mundo se comprime, y todo parece tener más sentido que nunca y menos que siempre: estamos viviendo en nuestra propia mentira, en un mundo construido por nosotros en el que no somos felices (y aún nos podemos dar con un canto en los dientes por no morirnos de hambre o de sed), una vida en la que reprimimos mil millones de impulsos por ser fieles a algo (a una jerarquía social milenaria, a "lo que está bien", a "lo que es normal", a "lo que se debe hacer"). Y luego escuchas a los Monty cantando aquello de "Vienes sin nada, te vas sin nada; ¿qué pierdes? ¡Nada!" y te preguntas por qué pierdes el tiempo en tantas cosas que no llevan a ninguna parte.
A veces me dan ganas de que caiga del cielo una enorme pinza, como ésas de las casetas de feria, y me saque del planeta. O al menos, que me espachurre contra el suelo y forme con mis tripas un bonito fractal en forma de smiley.

Firmado: El Autista de Emilín (alias Eminerd, alias 1001, alias Emi-Ling, alias Miliet, alias e-mail, alias pestañín...)

15.10.05

Tantas cosas por hacer y tan breve la vida (Esta mañana me he levantado...)

A modo de to-do y recordatorio-obligatorio para mí-yo:

0 (Y más importante que todo lo siguiente). Ir a comer al chino con una chica muy simpática.
  1. Preparar los documentos para la entrevista radiofónica de la nueva carrera
  2. Preparar los documentos para el proyecto fotográfico de la nueva carrera
  3. Visualizar todas las películas que allí consideran imprescindibles
  4. Leer la bibliografía recomendada
  5. Mejorar en lo posible las texturas para el proyecto de fin de carrera
  6. Modelar las imperfecciones del terreno, y añadir vegetación
  7. Modelar y texturizar el edificio en X
  8. Rezar para que solventen el bug del Game Engine
  9. Preparar el material gráfico para el CVRîOS (un videojuego) para móvil
  10. Terminar de preparar un regalo muy especial...
  11. Desoxidarme con el intérprete para la única asignatura de informática que me queda
  12. Dominar el mundo.
Actualizado el 16/10/05 a las 21:38. Menos mal que hay gente que aún se acuerda de las cosas que realmente importan... dónde tendría yo la cabeza.

10.10.05

Y lo hicieron (Esta mañana me he levantado...)

Dijeron que lo iban a hacer, y lo cumplieron: nos rockearon, y bien rockeados. No os perdáis el espectáculo si tenéis ocasión. Unas adaptaciones estupendas al servicio de una historia (cuya sinopsis confieso que me pareció absurda a primera vista, pero que está muy bien desarrollada) que no escatima actuaciones impactantes, voces portentosas (hay que tenerlos cuadrados para "hacer de Freddie" y no quedar mal) y una serie de gags (he escrigo "gagas" sin querer, qué horror) muy frescos e ingeniosos. Unos músicos de lujo, y buenísimas vibraciones (¡incluso literalmente!). Escalofríos, lágrimas, ilusión y fuerza, mucha fuerza.
Da igual lo que os pueda contar con palabras, es algo que hay que sentir en el pecho. Magnífico.

27.9.05

Licaia y el Mundo de los Sueños [VIII]

El soldado tosió sangre mezclada con grumos que debían ser parte de su costillar, cogió aliento y se aferró a su pierna haciendo uso de sus últimas fuerzas:

La única posibilidad que tienes de salir con vida de aquí es ayudarles a ganar la batalla. Sabes que esos monstruos acabarán con todo lo que quede vivo en esta isla. No tienes alternativa.
De acuerdo, de acuerdo, de acuerdo dijo Licaia. No hace falta que sigas, ya he captado la idea. Ya voy para allá, pero... ¿qué hago contigo?

No necesitaba hacer nada con él. Sus ojos vidriosos apuntaban ya al infinito y su alma viajaba para encontrarse con sus antepasados.
Así que suspiró, le apartó con la punta del pie y volvió a internarse en la cueva, donde tendría que volver a encontrar los pasadizos ocultos que desembocaban en el pasillo central del muro sur del castillo.

Cuando llegó a la otra parte apenas podía creer que nadie ni nada hubiera tratado de atentar contra su integridad física. Había ido caminando sigilosamente oculta entre las sombras de las teas que apenas iluminaban los conductos de piedra, esquivando cuerpos, murciélagos y otros ruidos extraños. Pero ahora, estando al otro lado del pasillo, toda la pesadilla parecía volver a empezar.

En la otra punta del pasillo, una formación de trasgos estaba acabando con un reducto de soldados a base de aplicar la antigua técnica de machacar sus cráneos con la dura piedra de la pared aplicando enormes mazas.

Sus ojos destellaron al reflejo de los sables curvos de los trasgos que lideraban el escuadrón, y no bastó más para que uno de ellos la detectara.
"Malditos seres de las cuevas" pensó Licaia, mientras saltaba al pasillo y comenzaba a correr en dirección contraria a los primeros trasgos que se habían lanzado a perseguirla.

Llegó a una escalera y escuchó un ruido metálico a su derecha; uno de los trasgos le había lanzado una daga que había fallado por muy poco.
La recogió, se giró, tomó impulso y la lanzó contra el primero de los cuatro que estaban a la vista.
Pero su lanzamiento apenas llegó a mitad de camino. ¿Qué distancia había entre ellos? ¿Con qué tremenda fuerza se lo habían lanzado?
Volvió a dirigirse hacia los escalones, haciéndose daño de nuevo en el costado por la brusquedad del giro. Apoyándose como pudo en ambos brazos, teniendo cuidado de no sobrecargar demasiado el izquierdo, fue trepando más que subiendo por la interminable escalera.

Podía oír sus gruñidos al pie de la misma y de pronto comenzó a sentirse más y más pesada. La espada parecía arrastrarla hacia abajo, sus fuerzas mermaban y por primera vez en toda la fatídica tarde pensó que iba a desmayarse. «Ahora no, ahora no, ahora no
El choque de otra daga contra la empuñadura de la espada le hizo soltarla.
Inmediatamente comenzó a caer escaleras abajo causando un enorme alboroto. Aprovechó el improvisado aligeramiento de carga y ascendió los peldaños que le faltaban hasta llegar a lo alto.

Y no había salida.
Delante de sus ojos, el torreón al que conducía esa escalera iba a dar a uno de los altísimos precipicios que formaban las murallas emergentes.
Y detrás de sus ojos, cuatro trasgos de más de dos metros de alto se acercaban con paso lento pero firme hacia su posición.

El mar embravecido rugía con la tormenta, entonando cánticos de guerra.
Los rayos en el horizonte, que ahora casi eran continuos, parecían enarbolar la bandera de tonos azules y violetas de un ejército tenebroso.

Entendió que sus aventuras terminaban ahí, y sacó sus puñales de halfling.
Por lo menos caería uno más.

Y uno más cayó, tras un par de mandobles que rasgaron su cuello. Uno desprevenido que había tenido la osadía de prejuzgarla por su estatura.
Pero su compañero, más avispado, logró atraparla durante uno de sus movimientos de subterfugio. La cogió por el cuello y la estrelló contra el suelo.

Su costado chorreaba una silenciosa cascada de sangre, su brazo estaba insensible y acababa de destrozarse una rodilla. La vista se le iba empañando...

...y mientras se agarraba al empedrado del suelo y se arrastraba hacia el hueco en la almena, utilizó sus últimas fuerzas para lanzar una plegaria a sus dioses. Ya sólo faltaba saltar. Después, sus bonitos ojos claros se cerraron.

Buenas noches, princesa le dijo el multiforme mientras la arropaba en su cama. Tus sueños son increíbles. Nos vemos mañana.
Le dio un beso en la frente, y se marchó.

Licaia y el Mundo de los Sueños [VII]

Cuando despertó, tenía un montón de recuerdos que no sabía de dónde habían salido. Era una ladrona halfling en medio de una batalla, estaba en una cueva y el batallón de soldados del que formaba parte acababa de sucumbir a un ataque. Ella estaba malherida.

Apenas unos pocos soldados pudieron resistir a la tercera carga de los trasgos. La pequeña halfling consiguió escabullirse reptando entre algunos de sus miembros mutilados sin poder evitar una mueca de asco.
Al llegar a la boca de la cueva y dejar atrás el hedor de las primeras descomposiciones, tomó una bocanada de aire tan grande como sus pulmones le permitieron, y se chequeó el cuerpo a la luz de los relámpagos.
Ahora podía ver mejor la flecha en su hombro izquierdo y un feo corte en su costado. Aquellos demonios malolientes habían conseguido alcanzarla, y por dos veces.
Masculló algo en voz baja mientras hacía de tripas corazón y partía el trozo sobresaliente de la flecha, dejando ensartado en su hueso la punta de acero letal. Después le hizo un jirón a su capa y se anudó la tela alrededor de la cintura. La compresión detendría la hemorragia.
Se palpó las caderas. Sus dos cuchillos cortos seguían ahí. Y en la bandolera tenía el sable curvo robado a uno de los trasgos degollados por ella. Era grande y pesado, tanto que no estaba segura de poder manejarse cómodamente con él, pero ante aquellas bestias le infundía un poco más de seguridad. Ya había demostrado su eficacia contra uno de sus cráneos...

Desde la entrada de la cueva tenía una buena perspectiva de la geografía de aquel castillo en medio de la nada. Aquel atolón de murallas de piedra que parecía crecer alrededor de un volcán y que unos dioses insatisfechos hubieran hundido en alta mar para calmar su cólera. Aquel lugar estratégico en medio del paso del Este que tanta ventaja iba a dar a su ejército, un ejército de mercenarios como ella. Aquella misteriosa construcción que encerraría mil tesoros para ella...
Si no hubieran aparecido esos trasgos diezmando las tropas y complicándolo todo, claro: ahora tenía un brazo prácticamente inutilizado y comenzaba a marearse por la pérdida de sangre.

Alguien le chilló a su espalda. «Tú, ¡eh, tú!». Licaia saltó sobre sus talones y empuñó sus cuchillos como lo haría en su mejor momento. Con sus ojos claros, acostumbrados a la oscuridad, rastreó el terreno buscando la procedencia de la voz.
Un soldado, o más bien lo que quedaba de su cuerpo, se arrastraba con su único brazo por la salida de la cueva en su dirección.

La halfling enfundó sus armas de nuevo y trató de recuperar su ritmo cardíaco. Aquel amasijo de carne no era una amenaza. Se acercó a él.

¿Estás loco? ¿Quieres que nos maten? ¡Deja de chillar!
Yo ya estoy muerto... y tú debes volver al pasillo.
No se me ha perdido nada en el pasillo replicó Licaia. He conseguido salir de allí por los pelos.
¡Pero has de volver! El lugarteniente ha ordenado que se reorganicen los efectivos que hayan sobrevivido. El enemigo tiene muchas bajas, puede ser la última oportunidad para ganar esta batalla.
Sí, o para que nos maten.
¿Es que ya no recuerdas por qué estás aquí? Hiciste un juramento que ni vosotros, los más rastreros y taimados halfling podéis romper. Hay muchas vidas en juego si no ganamos esta batalla...

[Acabará...]

24.9.05

Licaia y el Mundo de los Sueños [VI]

El coche hizo saltar por los aires la valla de madera que se interponía entre ellos y la propiedad.
A esa distancia, la mansión se aparecía de forma completamente distinta a la impresión que daba de lejos: estaba medio en ruinas, con todo tipo de malas hierbas comiéndose la fachada y llenando el jardín, y con la piscina inundada de una viscosa sustancia marrón.
Mientras las ruedas del coche perdían contacto con el suelo y sus estómagos sentían la ingravidez de la caída, cogieron aire. ¡Plof!
Cuando la presión de la marea de barro que entraba por todas partes se hubo igualado a la del resto de la piscina, consiguieron salir del coche. La policía ya había llegado y estaba rastreando la zona. Tenía que conseguir aguantar la respiración, pero empezaba a notar cómo se ahogaba. Necesitaba salir, pero sabía que en cuanto asomara la cabeza, era hombre muerto.
Una "chispa" atravesó el lodo, rozando la cara de Licaia-Stevie. No abrió los ojos, pero pudo notar su calor. «Ya está, se ha acabado. Están disparándonos.» pensó.
Como ya no tenía sentido ahogarse allá abajo, decidió intentar salir y rendirse.
Tomó impulso en el fondo de la piscina, y ascendió.
Al llegar arriba, no pasó absolutamente nada. Cogió todo el aire que pudo, y vio un panorama desolador que le hizo sentirse desorientada. Aquello no se parecía en nada al lugar en el que había estado minutos antes.
Salía de una especie de río industrial, cerca de una zona de acampada en la que había caravanas. A lo lejos, un enorme puente cruzaba ese río. Y más a lo lejos...
Una gigantesca nave nodriza diseminaba pequeñas naves que disparaban a discrección pequeñas chispas rojas.
Licaia, que volvía a tener su aspecto de siempre, vio cómo esas chispas hacían pequeñas quemazones en los lugares en los que impactaba. Una de las naves hizo una pirueta en el aire y voló hacia ella, lanzándole una lluvia de esas chispas. Ella empezó a correr hacia la caravana más cercana, con las chispas pisándole los talones. Vio su puerta un poco abierta, y lanzó su cuerpo contra ella, cayendo sobre el suelo tapizado de la caravana.
La lluvia de chispas pasó de largo, abriendo algunos agujeros en la puerta. Licaia la cerró aprisa, y apoyó su espalda en ella, recuperando la respiración. Estaba muerta de cansancio, y fue resbalando poco a poco hasta quedar sentada.
Entonces lo vio. El cocodrilo había estado quietecito, al final de aquella caravana que, desde dentro, parecía mucho más grande de lo que era. Dio un bocado al aire, y otro chasquido sonó en la otra punta de la habitación. Al girarse, descubrió dos enormes cocodrilos más.
Con pequeños pasos, empezaron a acercarse hacia ella. Licaia cogió aire. Trató de no hacer ningún movimiento brusco, y se puso en pie muy poco a poco.
El otro cocodrilo también se dirigió hacia ella, acelerando el paso. Estaban aún bastante lejos, así que decidió enviar a paseo los movimientos lentos. Iba a abrir la puerta, cuando otra ráfaga fundió la cerradura. «Genial, atrapada aquí dentro con esos bichos.»
Saltó sobre una silla para alcanzar un par de exóticos cuchillos que había en una estantería, sobre un terrario, y se quedó sentada encima de la nevera de al lado. Los cocodrilos se iban acercando, no tenía mucho tiempo para pensar cómo podía salir de allí.
Al fondo había una ventanilla, pero tendría que sortear al cocodrilo que se interponía. Miró la estantería. En el terrario había una serpiente, amarilla con anillos negros, grandota y fea. Le miraba con muy mala cara (toda la mala cara que una serpiente pueda poner). Abajo se acercaban los cocodrilos. Lanzó el terrario al suelo, y balanceó la nevera para al caer se interpusiera temporalmente entre los otros dos cocodrilos y ella.
Funcionó. Mientras el otro cocodrilo estaba entretenido viéndoselas con la serpiente, ella saltó de nuevo sobre la silla y los dejó atrás. Corrió hacia la ventanilla y se lanzó sin darse cuenta del terraplén de una excavación que había allí. Rodó por una grieta del enorme agujero, y se quedó inconsciente.

[Aún va a continuar un poquito más...]

18.9.05

Licaia y el Mundo de los Sueños [V]

Proceluria era el apropiado nombre de aquella ciudad. Parecía sacada de una película en blanco y negro de los años 20, con un estilo charlestonero. El cielo estaba totalmente nublado, como si fuera a estallar la Tormenta Definitiva. Unos nubarrones negros, entre los que de vez en cuando se escapaba algún destello, cubrían toda la ciudad, y ocultaban la maravilla de los tres soles.
Había llovido hacía poco, a juzgar por los múltiples charcos que se extendían por las calles adoquinadas. Alguna enorme rata negra husmeaba por los bordes de los desagües de las aceras. Licaia hizo un gesto de asco y trató de pasar lo más alejado posible de ella.
Las calles estaban totalmente desiertas, a excepción de papeles de periódico y suciedades que se pegaban a los bordes de las aceras. Un montón de esos periódicos estaba apilado en una esquina cercana, y la curiosidad le hizo acercarse hacia ellos. Más relámpagos refulgían en el cielo. Durante uno de ellos, tuvo tiempo de leer el titular que acompañaba a la foto de portada:

PELIGROSOS ASESINOS ANDAN SUELTOS

En la foto, un hombre con aspecto desaliñado y un enorme corte a lo largo de la mejilla derecha le ofrecía una mirada desafiante y malhumorada a la cámara. No le dio tiempo a ver la foto de su secuaz.
Un chirrido de ruedas de coche y una ráfaga de ametralladora hizo que Licaia diera un salto y se apretara contra la pared.
Un coche, una vieja carraca de estilo gángster salió de la esquina a toda velocidad, y pegó un frenazo hasta detenerlo en el centro de la calle en la que estaba. La puerta del acompañante se abrió de un portazo, y una cabeza se asomó por la ventanilla:
«¡Eh, Stevie! ¡Te he estado buscando por todas partes! ¿¡Qué haces ahí parado!? ¡Sube al coche!»
Licaia se quedó fuera de juego durante un instante. Se estaba dirigiendo hacia ella, pero... ¿Stevie? ¡Si era una niña! ¿Cómo había podido confundirla con un chico? A menos que...
Dio un par de pasos hacia uno de los charcos, y se miró en él. Un enorme corte asomaba por la mejilla derecha de su cara desaliñada y malhumorada. "¡¡¿Pero cómo?!!", pensó.
«¡Stevie, que nos están pisando los talones, maldición, date prisa!»
El ruido de las sirenas empezó a hacerse cada vez más audible. No sabía cómo se había metido en ese follón, pero no tenía tiempo de averiguarlo. El del coche volvió a saltar al asiento del conductor, y soltó otra ráfaga de ametralladora hacia el fondo de la calle.
Chuck. Se llama Chuck, pero ¿cómo sé eso? ¿Soy de verdad una asesina, o un asesino, o lo que quiera que sea? Si me quedo aquí, esos policías me acribillarán antes de que pueda abrir la boca para decirles quién soy. Sólo puedo intentar escapar...
Corrió hacia el coche, donde Chuck ya empezaba a hacer patinar la rueda sobre el adoquinado, y aún sin haberle dado tiempo a cerrar su puerta, el coche salió disparado hacia delante, empujándole el estómago contra el respaldo.
Las luces de las sirenas ya alumbraban la esquina de la calle por la que se dirigían a toda velocidad, y un par de coches patrulla salieron como una exhalación por los callejones.
Otra ráfaga de ametralladora, ésta vez desde los antiguos coches patrulla, les destrozó los cristales. Ella agachó la cabeza entre sus piernas, y él se hundió como pudo en el respaldo, para seguir conduciendo.

Al fondo de la calle se abría paso la piscina de una lujosa mansión. No había otra alternativa, estaban demasiado cerca.

[Todavía va a seguir continuando...]

15.9.05

Uno con la Fuerza (Esta mañana me he levantado...)

De él se contarán muchas historias. De cómo el joven padawan demostraba sus habilidades con la mecánica, de cómo sus midiclorianos estaban fuera de escala, de cómo utilizaba sus artes Jedi para mejorar la vida en la Galaxia.
Tras su incineración, nos deja el más joven maestro que jamás haya existido...


¿O no nos deja?

14.9.05

13.9.05

Licaia y el Mundo de los Sueños [IV]

Tras unos minutos de camino, Licaia llegó a un gran jardín con un paseo central. Empezó a cruzarlo, y descubrió que a ambos lados del paseo se encontraba todo tipo de figuras de cristal: lámparas, jarrones, esculturas... ¡incluso algunos matojos de flores eran de cristal!
Asombrada, siguió adelante. Un silbido desde arriba le hizo levantar la vista al cielo. Allá a lo alto, un gran pájaro que parecía hecho de hielo revoloteaba alegre por el lugar.
Licaia siguió la dirección hacia la que volaba el pájaro, adentrándose en el paseo. Al fondo podía ver una pequeña rotonda que dividía el paseo en dos, para volver a juntar ambos caminos tras de ella. En la rotonda había una figura enorme del mismo color azul del cielo. Le costó mucho adivinar que era un árbol porque se fundía con el horizonte.
En ese momento, el sol empezó a salir tímido tras las montañas. La primera sorpresa fue su forma. No era como el sol que conocía, sino que tenía unas extrañas volutas adornando su perfil, con intrincadas formas que parecían dibujadas a crayon por un niño.
La segunda fue al observar que los primeros rayos que iluminaban la copa del árbol proyectaban un hermoso arcoiris al atravesar las hojas, que también parecían hechas de cristal.
La tercera, apenas unos minutos después y cuando ya estaba envuelta en un caleidoscopio de luces y colores, fue la salida de un segundo y de un tercer sol, de distintos tamaños pero también con esas decoraciones, que además interactuaban entre ellas.
El efecto sobre el árbol fue fulminante. De repente, el caleidoscopio se convirtió en una explosión de contrastes y matices. El suelo se iluminó completamente con un blanco cegador y, a su alrededor, todos los ornamentos del paseo parecían reflejar universos enteros condensados en esas formas.
Todo el mundo parecía estar flotando sobre las iridiscencias de los miles de pequeños efectos cromáticos de los cristales, y Licaia se sintió abrumada.
Por un momento, pensó que con tres soles y aquellos cristales, podría pasarle como lo que le pasó en el recreo a la hormiga a la que el bruto de su amigo le había puesto debajo de una lupa. Aunque no notaba nada raro, decidió alejarse del árbol, por si acaso.
Siguió el paseo hasta que el resplandor del árbol ya casi no tenía influencia. De los tres soles, uno de ellos había alcanzado ya la mitad del cielo. Se movía tan rápido que, a simple vista, Licaia pudo apreciar su traslación a lo largo de su órbita. Los otros dos seguían ascendiendo lentamente. Uno era ligeramente azulado, y el otro tendía hacia el rosa. Los lazos fractales que los unían acababan adquiriendo tonalidades fascinantes de la gama de los violetas.
Licaia se dio la vuelta; no recordaba haber visto nunca nada tan bonito como aquella estampa, y quería guardarla a buen recaudo en su memoria. Después, siguió adelante. Tenía que encontrar la forma de regresar a su cama, o su madre se preocuparía mucho cuando fuera a despertarla y no la encontrara allí.
Cuando llegó al final del paseo, se encontró con un cartel de direcciones. No decía el nombre de aquel sitio, pero indicaba la situación de una ciudad (o eso suponía ella) cercana. "Proceluria", leyó con dificultad por el reflejo de los soles.
Bien dijo a nadie en particular, pues iremos a Proceluria. Tal vez allí alguien sepa cómo puedo regresar.

[Continuará aún más...]

12.9.05

Licaia y el Mundo de los Sueños [III]

Dando una voltereta en el aire, consiguió estabilizar su caída. Se dio cuenta de que, extendiendo los brazos y las piernas, podía controlar la dirección hacia la que iba cayendo. Se dirigió hacia una zona de ese campo en la que abundaban los puntitos amarillos.
Mientras seguía cayendo, también vio algunos de color rosa. En el horizonte, rodeada de un mar enorme, empezaba a clarear la promesa de un nuevo día.
Volvió a mirar hacia abajo. La tierra se acercaba a ella a una velocidad pasmosa, y no tenía la más mínima idea de cómo iba a poder aterrizar sin acabar hecha papilla.
Ahora podía ver que las manchas amarillas eran en realidad vastos campos de flores, unas flores que parecían ser bastante grandes y esponjosas.
Cuando apenas faltaban unas decenas de metros para llegar al suelo, pensó que tal vez, si consiguiera caer sobre un grupo bastante denso de esas flores, podría salvarse de la caída. Puso rumbo hacia el montículo más cercano, y...
¡Plaf!
Una nube de polen amarillo inundó la zona.
Licaia se levantó. Estaba algo aturdida, pero no notaba que se hubiera roto nada. Quienes no habían tenido tanta suerte eran las pobres flores que había aplastado en su caída, que gemían lastimeramente.
Licaia sintió mucha pena por ellas, e intentó enderezarlas como pudo. Realmente eran grandes, casi de su tamaño, y muy esponjosas. Alguna flor cercana sólo había perdido alguna hoja o algún pétalo, pero las tres sobre que había aterrizado tenían el tallo roto. Seguían llorando y llamando a su madre, y a Licaia no se le ocurría cómo podía tranquilizarlas. Buscó algún palito sobre el que pudiera vendarles los tallos, pero no encontró nada.
Volvió hasta ellas y, cuando trató de acariciar a la más pequeña para que se calmara, algo le dio un golpe en la mano.
—¡Estáte quieta, niña! —le dijo una enorme flor rosa que acababa de llegar—. Los humanos siempre estáis estropeándolo todo.
Licaia empezó a disculparse, e intentó contarle que un bicho azul la había tirado desde muy alto y no tenía alternativa, pero la flor hizo un gesto con sus hojas para que se callara.
Las pequeñas florecitas seguían llorando, y la flor madre las cogió con todo el cariño del mundo y utilizó tres de sus raíces para enroscárselas a lo largo de sus tallos. Clavó las raíces en el suelo, y con un pequeño "plop", se soltaron de su cuerpo.
La flor madre hizo un pequeño gesto de dolor en cada "plop". Luego le dirigió una mirada furibunda a la niña.
—Será mejor que te marches de aquí, niña. Has asustado a mis pequeñinas y casi aplastas a estas tres. ¡Lárgate de mi vista!
Algunas de las raíces que le quedaban hicieron un gesto parecido al de espantar moscas.
A Licaia no le quedó más remedio que salir de allí. Para no perderse, decidió caminar hacia donde estaba a punto de salir el sol.

[Todavía seguirá continuando...]

9.9.05

DRM: Hágalo usted mismo (Esta mañana me he levantado...)

¿Qué es el DRM? Es el equivalente digital de ponerse una mordaza en la boca y esposarse las manos a la espalda.
El Digital Rights Management, o gestión digital de derechos, se encarga de que tu ordenador sólo reproduzca programas, música o películas obtenidas legalmente¹ y según las especificaciones de la distribuidora.
En principio puede parecer una buena noticia. «Se acabó la "piratería"», pensarán algunos usuarios.
Lamentablemente, esto irá un paso más allá.
En este artículo se explica (en inglés) hasta qué punto nuestra máquina deja de estar bajo nuestro control, para convertirse en una extensión de la voluntad de las distribuidoras: desde dejar de poder abrir nuestros propios documentos si el programa "considera" que necesitamos una versión superior de un determinado programa y obligarnos a instalarla, hasta permitirnos escuchar un CD sólo en un dispositivo "certificado".
El "problema" hasta la fecha (pues programas como el Windows Media Player 8 ya vienen con el DRM) es que, por software, toda restricción es relativamente fácil de saltarse (te puedes quitar la mordaza con las manos libres). Pero la nueva oleada de hardware traerá integrado el TCPA (para que nos entendamos, las esposas).
Así las cosas, surgen varias preguntas:
-¿Por qué seguimos permitiendo como gilipollas que nos recorten libertades? (Y no hablo de utilizar programas descargados ilegalmente, sino de escuchar el CD que he comprado donde me dé la santísima gana)
-¿Qué va a pasar con el mundo del Software Libre? (O dicho de otra manera, ¿cómo convivirá un sistema operativo que yo puedo construirme de forma legal y gratuita?)
-¿Por qué no se plantea aguantar con los equipos informáticos actuales sin comprar un solo ordenador con esta tecnología hasta que la retiren? ¿Por qué va a ir todo el mundo en masa a comprar sus propias mordazas y sus esposas para hacerse prisionero de forma casera?
El mundo se va a volver un lugar muy raro. Pero tan poco a poco, que acabará pareciéndonos que lo normal es que otros decidan qué podemos hacer, cuándo y cuántas veces, y que siempre fue así.
Por mi parte, intentaré subsistir con este AMD a 1'2 GHz con Debian Linux, e intentaré conseguir alguna regrabadora de DVDs que aún no traiga el Chip de la Bestia. Y luego...

¹Recordamos a los lectores que la copia privada sin ánimo de lucro y sin perjuicio a terceros NO es ilegal, sino un DERECHO.

7.9.05

Licaia y el Mundo de los Sueños [II]

—¿Cómo que qué soy? ¿Es que en la escuela no os enseñan nada? —negó con la cabeza.
Luego fue corriendo hacia la otra punta de la almohada (que quedaba ligeramente colgando del borde) pero no la hundió: era como si no pesara nada. Al llegar al límite, donde el suelo de la cama se abría como un precipicio enorme para alguien de su tamaño, decidió dar una voltereta con triple salto mortal hacia atrás, cayendo de pie y con los brazos abiertos de nuevo en el centro de la almohada.
Licaia soltó un asombrado "oooh" por lo bajito, y el pequeño ser se quedó parado, como esperando a que algo hiciera "click" en el cerebrito de la niña y recordara por fin algo tan obvio como quién era.
Durante cinco segundos nadie dijo nada. Luego ella estalló.
—¡Hazlo otra vez!
El "invitado" frunció el ceño. Los niños de hoy en día eran más ignorantes de lo que pensaba.
—¿Pero qué te crees, que soy tu payaso particular? ¡Soy un multiforme, encanto, y he venido a llevarte a mi mundo!
Antes de que ella pudiera pronunciar las siguientes preguntas evidentes para quienes no sean multiformes, el pequeño multiforme le cogió con sus dos manitas grotescas de su dedo anular y la arrojó por la ventana, saltando acto seguido tras ella.
La impresión, lo inesperado de la situación y la velocidad hicieron que ni se le ocurriera gritar. Allí estaba ella, cayendo de espaldas por su propio patio de luces desde un octavo piso de altura, con un pequeño diablo azul que iba a aterrizar sobre ella y salir caminando tan pancho cuando su cuerpecito se estrellara contra el suelo.
Cerró muy fuerte los ojos y esperó mentalmente el fatal desenlace. Ya debía de faltar poco. Un poco menos. Menos. Menos. Menos...
Qué curioso, ya tendría que haberme estampado contra el suelo.
Abrió los ojos. Seguía cayendo, pero caía de una forma un poco rara. Estaba cayendo hacia arriba; y no había ni rastro de su patio de luces, sólo nubes y un extraño campo verdoso muy, muy abajo, con puntitos amarillos.
El multiforme había desaparecido.

[Seguirá continuando...]

5.9.05

Licaia y el Mundo de los Sueños [I]

La pequeña Licaia seguía mirando a través de las maderitas de su persiana. Era muy tarde ya, pero no podía dormir. La luna llena inundaba con su brillo el patio de luces al que daba su ventana. Afuera todo era calma, el mundo dormía tranquilo, y a ella le daba un poco de rabia que a los demás les costara tan poco. Ella también quería dormir y soñar otro de los fantásticos sueños que la acompañaba cada noche, pero hoy no podía.
Estaba cansada tras un ajetreado día de colegio con muchos juegos y trabajos, y no se había pasado con los dulces como en otras ocasiones, así que no acababa de entender cómo podía sentirse tan despierta. Podía notar cómo el aire templado atravesaba su naricilla y bajaba hasta sus pulmones, para salir mucho más caliente por su boquita. La fina manta le hacía un poco de cosquillas en sus pies al moverlos un poco, y sentía la necesidad imperiosa de frotárselos para que desapareciera esa sensación tan molesta.
¡Buenas noches, princesa! le dijo desde la ventana un extraño ser azul.
Para cuando ella hubo desviado su mirada de sus pies a la ventana, ya no había nada ni nadie allí. Ahora tenía los ojos muy abiertos, y se había sentado en la cama de un salto. ¿Qué había sido eso? ¿Algún vecino había hablado muy alto?
¡Te he dicho que buenas noches, princesa! le repitió el extraño ser azul desde el otro lado de la almohada. ¿Es que no me vas a responder? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?
Licaia se tragó un grito (a sus padres no les hubiera gustado nada que gritara a esas horas de la noche) y se apartó un poco de aquella pequeña figura para poder verlo mejor.
El personajillo era bastante grotesco: parecía una de esas estatuas raras que había visto en las ilustraciones de sus libros de historia, ésas de una isla en la que había desaparecido todo el mundo, cómo se llamaba... era como las vacaciones... ¡Pascua, Isla de Pascua, eso era!. Tenía una curiosa tonalidad azul, muy intensa, que le recordaba a alguno de sus plastidecores.
¡Pero qué mala educación tienes, niñita!
¡Perdona, perdona! Buenas noches, es que no me esperaba que apareciera un... un... ¿qué eres tú, pequeño ser azul?

[Continuará...]

4.9.05

Burning Mars

Se acercaba al Sol, y podía ver las titánicas llamaradas que la corteza escupía a miles de kilómetros de la superficie. El brillo cegador se volvía aún más intenso, y el calor empezaba a desgarrarlo.
Se acercaba más y más, e incluso en el vacío del espacio le llegaba el temblor y el ruido sordo de las superpotentes explosiones nucleares que la fusión del hidrógeno producía. Su sangre dejaba un reguero que colgaba de la nada.
Continuaba acercándose al Sol, y el calor infernal era ya una pura muralla densa, un baño de metales pesados al blanco vivo. No podía respirar más que eso, su cuerpo entero se desintegraba, y su conciencia notaba en toda su intensidad el dolor que sentía.
Casi podía abrazarlo y besarlo con sus labios cuarteados, resquebrajados, reducidos a ceniza y pulverizados con las ondas expansivas de las explosiones que se desataban a su alrededor. No quedaba más de él que el puro dolor que lo consumía, y seguía adelante.
Quería que su corazón estuviera junto al núcleo del Sol, y no se detendría hasta conseguirlo, aunque eso ya hubiera significado su muerte.

Sálvese quien pueda

Caricias furtivas en el asiento trasero de un coche. Les conducen a un futuro separados y éste es el único regalo de despedida que pueden hacerse. Cada pequeña ondulación de la yema de sus dedos puede sentir las suavidades y asperezas de la otra piel. Notan sus dedos cálidos y levemente sudados, y por un momento se sienten violentos, como si hicieran el amor (un amor prohibido) ante un millar de ojos extraños. Separan sus manos.
Sus respiraciones se deceleran poco a poco. El coche sigue adelante.
Se preguntan cómo será su vida sin el otro. Los dedos vuelven a entrelazarse, apenados. Ahora la fusión es más íntima: podrían jurar que notan hasta los pequeños campos electromagnéticos de la superficie de la piel de su compañero.
¿A dónde irá toda esa magia? La lágrima que les abandona es la única que conoce la respuesta.
El coche se detiene. Ahora tienen que bajar y seguir caminos distintos. Se miran por última vez, y es amor lo que ven en los ojos de la otra persona. Saben que es el último error que cometen juntos, y que pagarán por él durante el resto de sus días.
Ya nunca estarán ahí para el otro. Sálvese quien pueda.

2.9.05

El otro

Y aquí estoy yo, solo en mi habitación, a sabiendas de que en una de las bifurcaciones espaciotemporales posibles, estará mi otro yo viendo alguna película con la chica que me gusta, tumbado en un sofá, redescubriendo cada centímetro de su cuerpo cautivador con sus manos obscenas, desnudándola con los ojos y los dientes, divirtiéndose a mi costa.
Maldito cabrón, cómo le odio. Ojalá les pillen sus padres.

1.9.05

Costumbres

Esta mañana me llamó otra vez. Desde la cama en la que él le hace el amor por las noches. Desde la cama en la que la besa y la abraza, y le promete que le quiere.
Me ha vuelto a llamar, decía. Él se va pronto al trabajo, sigiloso, sin beso de buenos días. Ella se despierta más tarde y se encuentra sola, como de costumbre.
Sabe (o cree) que yo siempre estoy para ella, y por eso me llama. Pero yo no sé qué decirle mientras abro la boca y hablo. Sólo me vienen las palabras que describen los sentimientos de injusticia e impotencia cuando ya he colgado.
Puede que mañana se lo diga, o puede que la siga dejando soñar con su realidad, en la que nadie sufre por ella. Puede que mañana ya no llame. Puede que ya no esté para ella.
Los dos pecamos del delito de quererlo todo. Total, para no tener nada: ni yo su corazón ni ella mi compañía.
Como de costumbre, dejo que el agua de la ducha encubra mis lágrimas. No quiero darme cuenta de que vuelvo a llorar por ella.

Friki Testing

(Viene del blog de Lle!, lo prometido es deuda)

+ Test 1 +

10 Cosas que me Gustan

1. Me gustan el amor y los actos altruistas
2. Me gustan las tormentas eléctricas en la playa
3. Me gusta poder comunicarme sin palabras con otras personas
4. Me gusta que me mimen
5. Me gusta imaginar
6. Me gusta ver las cosas como si las tuviera que modelar en 3D
7. Me gusta saber todo lo que puedo saber
8. Me gusta sentir el calor de las mantas en las frías noches invernales
9. Me gusta el chocolate
10. Me gusta ayudar y querer

10 Cosas que no me Gustan

1. No me gusta que no me contesten a una pregunta
2. No me gustan los tiempos muertos
3. No me gusta la hipocresía ni la soberbia
4. No me gusta que mis profesores echen por tierra un proyecto de 3 meses
5. No me gusta la fruta (salvo plátanos, fresas, naranjas, limones, kiwis, sandías y melones) ni sus zumos.
6. No me gusta que se metan con otros más débiles
7. No me gustan las injusticias
8. No me gusta tener que salir de casa por las mañanas sin ducharme
9. No me gusta ir con prisas a los sitios
10. No me gusta estar tan solo

+++

+ Test 2 +

DEJADME LAS 5 PREGUNTAS QUE QUERAIS Y YO LAS RESPONDERÉ! No importa cuán personal, sucias, privadas, o aleatorias sean; yo intentaré responderlas honestamente. A cambio, tú tendrás que postear este mensaje en tu propio Blog y responder a las preguntas que te han sido formuladas.

Este test realmente lo hacéis vosotros, uhm...
No os paséis! -___-!
XDDD

+++

30.8.05

Cuaderno de bitácora

Fecha estelar 2314.318233.
He visto demasiadas cosas en estos últimos años; he asistido al nacimiento de sistemas binarios, he participado en el lanzamiento hiperespacial de naves amigas que jamás regresaron, he visto supervivientes de planetas saqueados implorar ayuda, y recibiendo la visita de naves de rescate tripuladas por piratas que matarían a los hombres y se llevarían a mujeres y niños para traficar con ellos como esclavos.
He visto eso y mucho más, pero siempre he tenido el privilegio de estar allí como espectador, sin que me afectara más que en el estómago.
Ahora, en cambio, la odisea es propia: llevo año y medio varado con mi nave en un planeta con una estrella hipermasiva. No puedo alcanzar la suficiente velocidad para escapar del sistema.
Ha habido otros intentos, pero he fracasado. Esta vez tengo la ventaja de que la estrella está a su mayor distancia del planeta. Eso presenta una situación inmejorable que no puedo desaprovechar. Por contra, las reservas de energía están prácticamente agotadas, y sólo tendré una oportunidad.
En el bello y temible cielo nocturno puedo distinguir un lucero lejano que no aparece en los mapas; no sé si es una galaxia, una estrella, una nube de gas o una explosión. Intentar averiguarlo es una ilusión que me impulsa a salir de aquí.
Pero aunque esta estrella me ignore y me queme el cuerpo sin piedad, aunque el planeta sea hostil a mi presencia y sus parásitos me consuman la salud por momentos, sé que si consigo escapar sentiré una gran nostalgia de este lugar. Tras todo este tiempo, ya lo considero mi propia casa.
Si fracaso y no consigo escapar, tampoco me sentiré mal del todo. Intentaré recargar la energía de la nave; quizá me aclimate mientras tanto, o quizá muera.
Hoy me siento afortunado: cualquiera de las opciones me satisface.
EOF.

28.8.05

Minis

*1*

La proporción de gente mayor se estaba disparando, y el pueblo envejecía con ellos. Se me ocurrió el plan perfecto para reducir la tasa de edad media de la gente del pueblo: en la fiesta-homenaje a la tercera edad, serviríamos pollos con salmonelosis. A todas luces, parecería un accidente.

*2*

El tacto frío de los labios de aquella androide me resultaron familiares. En mi juventud había sido trompetista, así que no era la primera vez que besaba una boca metálica.

*3*

La asesina en serie ha matado ya a una decena de personas. Saben dónde volverá a asesinar y cuándo lo hará. Lo saben todo sobre ella, excepto cómo detenerla. Su nombre es Katrina.

26.8.05

Azaroso escote (Esta mañana me he levantado...)

He borrado cuatro veces lo que iba a escribir, título incluido. Creo que es lo que pasa cuando intentas escribir algo sin tener realmente nada que contar, o nada que quieras contar. Pedir dos palabras al azar a un contacto de messenger para intentar hacer algo con eso, no siempre funciona. Nada sobre islas o sobre exterminar insectos voladores.
Se supone que tengo que escribir por prescripción facultativa, para dejar de pensar un rato, pero no funciona. Sólo me viene a la cabeza que no puedo decir lo que quiero decir.
Tampoco se me ocurre nada con "azaroso escote", a menos que os interese un relato erótico, y tampoco me apetece ahora.
Qué entrada más inútil, escribir acerca de la inutilidad de escribir una entrada inútil.

25.8.05

Superb

No sé quién fue el imbécil que dijo que al final todo sale bien. Que acabarás encontrando a la persona con la que serás feliz el resto de tus días, que ya verás como no te quedas sola, que una chica como tú tendrá lo que se merece. Porque si es esto lo que merezco, debo de haberme portado muy, pero que muy mal en esta vida o en las anteriores.
Encontrarlo sí que lo he encontrado. Muy amable, muy atractivo, todo muy dosificado. Tan dosificado que también dosifica el tiempo para estar con su esposa, estando conmigo y seguramente con otros trofeos de los que sólo sospecho su existencia.
Quizá si tuviera un cuerpo más "sugerente" en lugar de esta croqueta en la que me ha tocado vivir sería otro cantar. Puede que no. En cualquier lugar, si fuera por eso, que le den. Que me devuelva mi alma y me deje en paz, mejor sola que acompañada por una mentira con patas.
Algún amigo filósofo me diría que enamorarse y ser feliz no son la misma cosa, y que puestos a elegir, mejor elegir lo segundo. No sé quién fue el imbécil que dijo que al final todo sale bien. Creo que, a esta edad, ya no espero ninguna sorpresa de la vida; no llegará ese príncipe azul que, a fuerza de desilusiones, probablemente sería un borracho maltratador. Mejor sola que apalizada. Creo que no quiero volver a enamorarme nunca más, ya he recibido suficiente para esta vida y las dos siguientes.
No sé quién fue el imbécil que dijo que al final todo sale bien, pero tenía razón en una cosa: el final no llega hasta que no estás fiambre en una caja. Habrá que esperar a ver qué pasa mientras tanto.
Puede que esté sola. Intentaré aprender a ser feliz así... maldiciendo al imbécil que dijo que...

20.8.05

Siempre fue nunca

Te voy a querer siempre le dijo.
Pero "siempre" fue sólo un momento entre los eternos "nunca" en los que estaba envuelta la existencia del Universo.

19.8.05

De vuelta con la luna (A veces pasan cosas)

«Lunático es mi segundo nombre. El primero es Marciano.»
Quizá podría ser un buen comienzo para una psicothriller-ciencia-ficción estadounidense de serie B.
Hoy casi había luna llena. Me encantan estos días, porque conducir a altas horas de la noche deja de producirme ansiedad. Veo la carretera bien sin necesidad siquiera de utilizar las luces largas, todo está en calma y si pudiera, me bajaría del coche y me haría con un buen telescopio o una cámara de fotos y pasaría todo el tiempo posible haciendo compañía a la Reina de los Solitarios.
A mucha gente se le va la cabeza estos días. Hay quien cree que es un mito, pero basta con conocer a alguien con algún trastorno mental, por leve que sea, para darse cuenta de lo mucho que los biorritmos se ajustan a los ciclos de nuestra silenciosa compañera. Probablemente esas personas, quienes se hayan dado cuenta, la hayan odiado alguna vez. A mí me fascina, pero por determinadas causas de mi vida, he llegado a desarrollar un cierto respeto.
Dándole una vuelta al asunto, lo mejor y lo peor de mi vida en estos últimos años ha venido de la mano de algunas lunas (de forma simbólica o literal). Canciones, comportamientos insanos, personas, relatos, paisajes, ideas...
Una amiga me dijo una vez: "Qué luna tan bonita hay esta noche, ¿verdad? Te la regalo."
Ahora que es mía, y sabiendo que no puedo acaparar tamaña belleza, creo que voy a regalársela a la zona lunar que más me gusta. Se lo merece, aunque pobre luna, va a envidiar bastante las cualidades de su dueña. Pero sé que la cuidará bien.

Buenas noches, marcianos lunáticos, vampiras y hombres-lobo.
Buenas noches, luna de mi corazón.
Buenas noches a todo el planeta Tierra... donde sea de noche, claro.

18.8.05

Tal día como hoy (Esta mañana me he levantado...)

¿Recuerdas el día exacto en el que conociste a una persona? Suele ser difícil, ¿verdad? A veces es a principio de curso, pero no el primer día del mismo, sino tal vez un mes después de comenzarlo, por un cruce de comentarios casual. A veces es la semana antes de comenzar un empleo, otras la semana después de terminarlo.
Tal día como hoy, cinco años atrás, este servidor de ustedes apenas llevaba tres días manejando su primer portátil y una conexión a internet más bien precaria. Atolondrado entre tanta novedad, descubría un "chat" en internet donde se jugaban partidas de trivial. Chico trivial, he aquí la horma de tus zapatos. Un montón de gente tremendamente inteligente y tremendamente rápida me vapuleaba en un ámbito que, en mi "grupo local" solía dominar.
Por avatares de la vida, estaba peleado con una amiga que me había gustado bastante hasta la fecha, y llevaba encima una vena un poco misógina y quejica. El trivial era un lugar perfecto en el que olvidarme del mundo durante un rato (aunque al final, el mundo fue un lugar perfecto en el que olvidarme del trivial durante un rato...). Eran las seis y media del dieciocho de agosto de 2000, y entonces entró ella.

\\Selene has joined #juegaltrivial
[Marte-] \\Selene, bonito nick.

Esa tontería me costó cara. Conocí a una de las personas más fascinantes hasta la fecha (y lo sigue siendo): inteligente, lista, simpática, sensata pero con un toque de locura, gustos parecidos, horas interminables de charla...
Y surgió. Tardó mucho más de lo que solía tardar en este enamorado del amor, quizá por ese despecho residual que acumulaba contra el género femenino. O quizá porque vivía a 300 kilómetros, y ella insistía en que era algo imposible. O quizá surgió porque ella insistía en que era algo imposible.

Aunque ya haya olvidado su primer beso, mi primer beso, nuestro primer beso, aunque este cerebro no recuerde cómo era esa presión, el calor, la tersura o la humedad de sus labios, aunque sienta que he perdido por alguna parte del infinito un tesoro de valor incalculable y eso me entristece, a pesar de todo eso, no olvido que pasé los tres años más felices de mi vida. Tal vez el sentir esa felicidad continuada, sin los típicos vaivenes de pareja ni darse tiempos ni replantearse nada, sea uno de los mejores regalos que me hayan hecho nunca. Saborear, aunque sólo fuera por tres años, el gusto dulce del Paraíso.
Luego el tiempo, con nuestra ayuda, lo rompió todo, de forma bastante rápida e irreversible. Pero eso pasó ya hace más de año y medio, y el mismo tiempo que lo rompió, curó las heridas y me ayudó a olvidar los malos momentos del olvido.

Ahora estoy aquí, recordando cuánto he olvidado, sabiendo cómo necesito todo lo que perdí. La parte buena es que, si la chica adecuada se presta, tendré la extraña suerte de tener otro primer beso, y otro comienzo totalmente nuevo.
Mientras tanto, lo que sí conservo es una estupenda amistad con ese extraño brillante en la arena, en un grano de arena de una playa de San Juan.

Gracias por todo, Ana. Y feliz "anaversario" ;)

12.8.05

12-A (A veces pasan cosas)

Los humanos celebran cíclicamente una serie de fechas conmemorativas de los más variopintos sucesos: aniversarios de nacimientos, guerras, bodas, bombardeos atómicos, juegos olímpicos... También guardan registros de días especiales, como el Día contra el cáncer, el Día de la Paz, el Día sin tabaco, o sin televisión, o el Día del árbol.
El 12 de Agosto es mi Día de los Sueños Rotos. Más que "celebrarlo", lo vivo como una jornada de reflexión y de recogimiento espiritual en torno a esas ocasiones en las que depositas toda tu ilusión, tu alma, tu corazón y tu mente, tu tiempo y tus esfuerzos para hacer algo que por causas ajenas se acaban desintegrando como un puñado de arena al viento.
Es un día en el que recuerdo con especial intensidad por qué hay que darlo todo, sin importar si va a salir bien o no. Por qué tienes que llegar al límite de tu talento, de tus sentimientos, sacar todo tu potencial y esperar que sea infravalorado y pisoteado por el destinatario.
No importa si esto ocurre. En serio, no es tan grave. El día no dura eternamente y, al llegar la noche, siempre puedes pedirle a una estrella fugaz que se te conceda el sueño que no pudo ser. Si tienes la suficiente confianza, si perseveras y sigues trabajando en ello, si tu espíritu no decae, tienes una remota posibilidad de que todo acabe mereciendo la pena.